La inspiración es algo esquivo. Puede uno volverse loco intentando resolver un problema, que en el momento menos esperado aparecerá la solución.
El 1 de noviembre, camino de la pastelería, me asaltó una idea. Un germen. Mi escéptico cerebro lo estudió con desdén, barajando posibilidades, haciendo combinatorias, de manera automática, sin apenas percibirlo. Entonces algo hizo cling y se me escapó una sonrisa en los labios (que es lo mínimo que te puede pasar cuando haces cling). Ya lo tenía: encontré una solución para dos problemas al mismo tiempo. Llamémosles los problemas Fabric y Content, que suena bastante hipster.
El problema Fabric nació el mismo día en que decidí escribir. Consiste en cómo construir una historia a partir de unas situaciones muy concretas, unos sentimientos muy concretos y unos personajes muy concretos. Todo surgido a partir de una experiencia muy concreta de mi vida, y que tiene bastante potencial. Quería hacer algo con eso y no sabía cómo. Nada extraño para un escritor. El problema es precisamente el cómo. Buscaba un tono general tragicómico, con efervescencias de terror, toques de patetismo y alguna pincelada de surrealismo. Llevaba meses dándole vueltas; tenía una opción, pero no acababa de convencerme. Hasta el 1 de noviembre.
El problema Content es más simple. Necesito ampliar contenidos. Algo más que dos microrrelatos de pacotilla antes de empezar a publicar El intruso. Algo breve. Directo. Representativo. Una tarjeta: “Hola, este es el tipo de cosas que escribo. No te entretendré mucho”. Tengo muchas ideas, pero todavía nada satisfactorio para publicación. Tenía una opción, un rollo lovecraftiano en un ambiente moderno, desde un punto de vista muy particular, pero era demasiado sesgado, y le faltaba impacto. No acababa de convencerme. Hasta el 1 de noviembre.
Pues bien, esta nueva idea, después de hacer cling, germinó: fue desarrollándose durante todo aquel día y madurando durante el día siguiente. Hasta convertirse en Grossa Macchina di Stregoneria, cuyo primer relato será publicado en breve.
Tengo diseñada ya una imagen para acompañar a este primer relato, que está bastante avanzada, de hecho casi terminada. El componente visual me parece imprescindible hoy en día. ¿Tú te acercarías a una web desconocida que esté solamente llena de letras? Pérez-Reverte no necesita atractivos en su web para tener lectores. Nosotros los escritorzuelos, sí. Ofrecemos texto, sí. Pero tenemos que venderlo.
Y mientras tanto vamos construyendo los entramados de palabras que en el futuro sostendrán por sí solos nuestros templos.
Sobre el resto de historias:
El intruso ha estado unas semanas en barbecho. Buscando solución a un par de problemas con los que andaba bastante despistado. Parece que ya la he encontrado y creo que podré dar un empujón importante durante este mes. Aún no puedo dar una fecha de publicación. No antes de diciembre, en todo caso. Es curioso lo que ha crecido esta historia que surgió de una imagen muy plástica. De nuevo, la esquiva inspiración. Supongo que ocurre algo parecido con todas las ficciones.
Sigo documentándome respecto a Oberon Sol, una historia más ambiciosa: en unos pocos días leí Frisk, de Dennis Cooper. Aula a la Deriva, de Kazuo Umezz, acaba de caer también. Me encantan sus giros argumentales: nunca va por donde la espero, y esto me parece muy potente para el lector; contiene varias sabias elecciones que podría aprovechar. Siguen surgiendo nuevas ideas que explorar y necesidades de suma importancia en relación a la construcción de Zao, la protagonista, y del mundo a su alrededor.
La mente sigue activa y aparecen otras semillas de historias, en los momentos menos propicios. En tumblr publico con bastante regularidad mis idas de olla, si tienes algún oscuro interés.
Nada más por ahora. Seguimos soñando.