Las Navidades pasadas, en una de mis escapadas a la búsqueda de regalos propios y ajenos, recalé en una librería de mi ciudad natal, perteneciente a una conocida franquicia, cuyos estantes centrales estaban abarrotados de novedades y best-sellers en una configuración estética de belleza geométrica y funcional. Esto no es sorprendente en absoluto, dadas las fechas. Lo que es sorprendente es que en una tienda de tamaño medio tengan, al fondo a la derecha, una estantería entera dedicada exclusivamente al género de terror. No al thriller/terror. Ni a la novela negra/terror. Solo al terror. Y que, efectivamente, los libros allí expuestos sean exclusivamente de terror. Hace unos pocos años esto era inconcebible y es una evidencia más de la expansión actual del género.
Esta expansión hay que matizarla, no obstante. No se parece prácticamente en nada al boom anterior del terror (ese de los años 80, el de Stephen King y El exorcista, que con tanta gracia recorre Grady Hendrix en su Paperbacks From Hell). El mercado es muy distinto: lo es desde el punto de vista de la oferta, pero también desde el punto de vista de la demanda. La lectura hoy día tiene que competir con formas de ocio que no existían en los años 80, por no hablar de la sofisticación del marketing y de la cultura de masas.
Pero lo cierto es que sí, existe una expansión actual en el terror. En mi opinión, nunca había habido tanta variedad ni ambición en el género como las que hoy disfrutamos. Es imposible seguir todas las novedades que se publican y en las pantallas tenemos prácticamente no uno, sino varios estrenos de terror cada semana. Qué gozada, ¿verdad?
Es evidente que hay más interés por parte del público. Las causas ya no están tan claras. Dicen que el terror florece en momentos de incertidumbre, y estos ciertamente lo son. Imagino que dentro de unos años, a toro pasado, nos será más fácil analizarlo todo y sacar conclusiones. Por ahora, simplemente disfrutémoslo.
Entre tanta cantidad y variedad, me pareció buena idea hacer una especie de guía o recopilación de lo ocurrido en cuanto a literatura de terror durante el año, en parte inspirado por el resumen anual que Ellen Datlow incluye en sus antologías Best Horror of the Year. Ingenuo que es uno (bendita ingenuidad).
Ya advierto que aquí no está absolutamente todo (aunque sí lo que considero más interesante) y que, por supuesto, yo no he leído todo esto. Ojalá tuviera tiempo y dinero para ello.
Entrando en harina, el acontecimiento más importante del año ha sido, en mi modesta opinión, la publicación de la saga Blackwater, de Michael McDowell, por Blackie Books, en formato de bolsillo con unas portadas preciosas de Pedro Oyarbide. Parece ser que ha funcionado bastante bien.
En cuanto a novelas en español, hemos tenido también una cosecha muy variada. Muchos fantasmas, algo de posesiones, splatterpunk, weird western, terror rural, bastante terror psicológico… y Lovecraft, claro.
A ambos lados del espejo, de Iván Ledesma (Obscura), es una historia que refleja los abusos de las relaciones humanas, envuelta en una feroz crítica a la violencia de género y a nuestra sociedad.
Adeline, de María Solar (Anaya) es una novela juvenil que homenajea a Carmilla, de Sheridan LeFanu, sobre una joven que puede ver a los muertos.
Algo peor que la muerte, de Rayco Cruz (Fundación), es una novela corta sobre un investigador de fenómenos extraños en los años veinte del siglo pasado que se desplaza al pueblo de Arucas siguiendo una pista de brujería.
Amantes espeluznantes, de J. V. Gachs (Dimensiones Ocultas) es una historia de amor y fantasmas a través de una aplicación de citas. Cuidado con el Tinder.
Ante dioses indiferentes, de Iván Ledesma (Dolmen), presenta una historia oscura y coral, llena de fuerzas extrañas que libran una batalla por la supervivencia en un entorno rural y aislado de todo, con reminiscencias lovecraftianas.
Arde Murcia, de J. M. Sala (Dilatando Mentes) es un recorrido por la región de Murcia en los inicios del 2000, antes de que estallara la burbuja inmobiliaria.
Bering, de Juan de Dios Garduño y Óscar García Morón (Apache) es una novela de terror ambientada en el mar del título con tormentas, bloques de hielo y una extraña criatura marina que convierte la esperanza de la tripulación en una terrible pesadilla, un horror que desafía la razón y la naturaleza misma.
Dinosaurio, de David Pascual/Perfumme (Colectivo Bruxista) es un perturbador cuento pop narrado por un protagonista único que trata de encontrar la paz en un mundo deformado, delirante y cruel.
Donner, de Daniel Pérez Navarro (Dilatando Mentes) es una epopeya de la Nueva Naturaleza, una odisea new weird con personajes legendarios y el estilo inconfundible de su autor.
Duración de un fantasma es lo último de Ismael Martínez Biurrun (Aristas Martínez) una novela corta sobre fantasmas y familias desestructuradas donde no todo es lo que parece, escrita con una maestría fuera de serie.
El amor edípico contra la lujuria sadomasona, de Oriol Vigil Hervás/PLQEI (CJDMP Ediciones) es una grotesca novela de aventuras freudianas donde se desdibujan los contornos del bien y el mal, el amor y el sexo, el dolor y el placer o lo material y lo espiritual hasta volverse irreconocibles.
El gabinete de los cien cajones, de Lluís Rueda (Orciny) es una novela para amantes del terror gótico y del new weird con un toque de Miyazaki y la «primera novela sobre el Bràul, una figura vampírica del folclore cárnico».
El gusano, de Luis Carlos Barragán (Holobionte) es una novela weird colombiana que marca una pauta distinta y altera nuestra percepción desde lo más cotidiano.
El hombre que nunca sacrificaba las gallinas viejas, de Darío Vilas (Apache Libros) cuenta la historia de un hombre retirado en una isla armoniosa que empieza a recibir señales inequívocas, como palpitaciones desde sus entrañas en ebullición.
El Ser, de Lin Carbajales (Dimensiones Ocultas) es una novela lovecraftiana ambientada en Asturias llena de desmembramientos, monstruos descomunales y mucha mala leche, que deja para el recuerdo la invocación a Yog Sothoth en asturiano.
El subterráneo habitado, de Manuel Benito Aguirre, es una novela gótica española de 1830 que ha recuperado la editorial Démeter el año pasado. Una magnífica iniciativa para poner en valor la literatura gótica española, que la hubo, aunque haya quedado sepultada por el paso del tiempo y el desinterés general.
El verdor de las estatuas, de Jesús Gordillo (Apache) nos presenta un encuentro mítico entre una matriarca gitana y su antiguo enemigo, que por algún motivo misterioso no ha envejecido nada en las últimas décadas.
Epifanía, de J. V. Gachs (Dolmen), narra la investigación de una viuda embarazada sobre la muerte de su esposa, que estaba a punto de lanzar un podcast sobre una asesina convicta que siempre defendió su inocencia.
Estación Catorce, de Albert Franquesa (Insólita) nos ofrece un viaje al fin de los tiempos donde vida y muerte, sueño y realidad, principio y final, se entrecruzan y se confunden en un México apocalíptico y turbulento al borde del colapso.
La casa de los cien escalones (Obscura) supone el regreso de David Jasso con la macabra historia de un escritor venido a menos que entabla relación con una escritora aficionada.
La hora de las moscas, de Alejandro Marcos (Plaza y Janés) es un thriller rural que mezcla terror y costumbrismo, en el que espíritus malvados abren una puerta a nuestra realidad y amenazan con invadirla.
La noche de los suicidas, de Pablo Forcinito (Dolmen) es una historia sobre la lucha entre el Bien y el Mal que sintetiza la tradición y lo moderno en un entorno criollo, con referentes como Leopoldo Lugones, Lovecraft o Stephen King.
La noche de Venus, de Rubén Sanchez Trigos (Dolmen) es una novela sobre un reencuentro teñido de nostalgia y una reflexión sobre la monstruosidad.
La novia roja, de Marina Tena (Dolmen) es una novela gótica, exuberante y visceral, que nace como una nueva versión de Barbazul, con portada de Borja González.
La posesión de mi hermana, de Yolanda Camacho (Dimensiones Ocultas) presenta el exorcismo como solución definitiva a los problemas de la adolescencia. Magnífica idea.
Las raíces recuerdan tu nombre, de Aitziber Saldias (Obscura) es una novela de terror rural sobre las maldiciones generacionales y el pesar que arrastran los secretos familiares que dormitan en los rincones de cualquier hogar.
Libélula, de Laura P. Larraya (Apache Libros) nos lleva hasta Pamplona y un asesino en serie inspirado en los mitos de Cthulhu.
Matamonstruos, de Jon Bilbao (Impedimenta) concluye el ciclo iniciado en Basilisco y continuado en Araña. Para el cierre de este juego de espejos entre la realidad y la ficción, el autor retoma personajes de sus libros anteriores, incluidos los de la novela Los extraños.
Mo-ho, de Héctor Peña Manterola (Apache), es una novela de Triángulos amorosos, un homicidio inconfesable y una oleada de desapariciones que serán el preámbulo del verdadero horror.
Por su parte, la protagonista de Naturaleza muerta, de Emilio Bueso (Ediciones B), emprende una nueva vida junto a un pantano valenciano, pero le sobrevienen unas pesadillas perturbadoras. Algo raro ocurre por las noches.
Nuestra señora de la vela, de José Miguel Pallarés es una novela corta que nos propone una historia pesadillesca en el Madrid de los Austrias de principios de este siglo.
Perplejidad. Aleister Crowley en la boca del infierno, de Carlos Atanes (Dilatando Mentes) es una versión alternativa de la historia, en la que nos sumergimos con Crowley en un viaje a través del abismo, los parajes alucinatorios plagados de fantasmas, el reverso inconsciente de la realidad mundana y los sucesivos círculos del Inframundo.
Secretos de sangre, de Víctor Conde y Rayco Cruz (Fundación) habla de oscuros secretos familiares y está ambientada en los bosques de pinos de Gran Canaria, lejos de la civilización.
Sitcom, de Javier Chavanel (Dimensiones Ocultas) se pregunta cómo sería si tu serie favorita de la infancia continuara emitiéndose en algún lugar oculto de la red. La respuesta no es muy eufórica, me temo.
Teoría del Gran Infierno, de Iván Humanes (Pez de Plata) es un artefacto literario repleto de humor negro donde el microrrelato es parte esencial, pero dibuja en su conjunto una obra macabra y alucinada.
Todo pueblo es cicatriz, de Hiram Ruvalcaba (Random House) es una novela debut que, desde la autoficción, transita entre el true crime y el gótico sureño seguido de la crónica latinoamericana y posiciona a su autor como digno heredero de la tradición literaria de las tierras de Rulfo y Arreola.
Tú, Diablo, de David Luna Lorenzo (Dilatando Mentes) es una oscura y descarnada novela que nos brinda una reflexión sobre el poder de las dependencias y sus círculos viciosos, la pérdida de identidad y el deseo de prolongar la vida a cualquier precio.
Una mirada dislocada, de Sam Valuem (Serendipia) explora los laberintos y rincones ocultos de su protagonista, un cartero con un pasado familiar traumático que sufre episodios de amnesia en los que aparece en distintos lugares de la ciudad sin saber lo que ha ocurrido, entrando en una espiral de conductas autodestructivas.
Víctima perfecta, de Albert Kadmon y Ferran Martínez (Pathosformel) es una novela corta splatterpunk aderezada con un ácido humor negro en la que no se deja títere con cabeza.
Visceral, de María Fernanda Ampuero (Páginas de Espuma) es un libro entre la autobiografía, la memoria y la autoficción, una suerte de manifiesto atravesado por la actualidad que viaja a través de los miedos y las obsesiones, de las experiencias y los recuerdos, de los hallazgos y las búsquedas.
Yongüein’s Massacre, de Myke Babylon (Pathosformel) es una novela que «agarra por el gaznate a Big Head y La matanza de los garrulos lisérgicos, y los mancilla en una orgía aderezada con una nueva mitología grotesca, corrupta y bizarra». Y todo ello en la sierra de Gredos.
30 días con el rey del terror, de Enric Pujadas (Dolmen) trata de diez escritores de terror aspirantes que deben pasar treinta días con un autor bestseller en una casa victoriana de Nueva Inglaterra. Todo lo que ocurra en la casa será grabado y compartido en redes sociales. Luego empiezan a desaparecer los concursantes.
En cuanto a antologías y colecciones en español la cosecha también ha sido bastante amplia.
Balazo fecundante (Pathosformel) reúne dos relatos splatterwestern de Hank T. Cohen y Stephany Mendez, con estilos depurados al servicio de ricas cosmogonías.
Botas y adoquines (Pathosformel) es una antología antifascista y splatterpunk con textos de Zigor Dewaelle, Nieves Mories, Riot Über Alles y Ximi.
Conocerás el mar, esa ancha tumba, de José Luis Pascual (Eolas) es un canto a lo grotesco, lo horrendo, lo weird, en el que el horror se torna belleza, la oscuridad luz.
Cuentos de amor y muerte, de Daria Pietrzak (Dilatando Mentes) nos trae ocho nuevos relatos de terror de la autora, que incluye notas sobre cada uno de ellos, lo que yo siempre agradezco.
El horizonte del grito, de Maximiliano Barrientos (Lava Editorial) es una colección de relatos extraños. Allí donde finaliza el grito empieza un paisaje inexplorado, uno en cuya densa oscuridad apenas se pueden intuir las sombras de aquello que lo conforma.
Entrañables, de Santiago Eximeno (Eolas) reúne una muestra generosa y representativa de microrrelatos del autor. La inventiva y audacia de Eximeno llegan a lugares adonde pocos se atreverían, aportando pasajes y visiones difícilmente olvidables.
La colección Era de noche y vino un planeta, de Cynthia A. Matayoshi (Holobionte), incluye propuestas a caballo entre la ciencia ficción más especulativa y el terror extraño.
Historias macabras del Japón del siglo XXI, de A. J. Ogayas reinterpreta el folclore japonés fusionando mitos ancestrales con leyendas urbanas y fenómenos de la cultura mediática actual.
La mente del muerto (Apache Libros) es el cuarto volumen recopilatorio de la obra de David Jasso, el maestro del terror en español, coordinado por Patricia Espinosa Sánchez.
La quietud, de Melisa Corbetto (Minotauro), es una antología de relatos de una melancolía espeluznante. La quietud aterroriza.
Las yeguas nocturnas, de Atenea Cruz (Eolas) es una colección de cuentos que exteriorizan los horrores sociales de un contexto que muestra su peor cara, desde un discurso que va de lo fantástico a lo más siniestro con un tono narrativo fresco e irreverente, no exento de sarcasmo.
Lo que se esconde al final de la escalera, de Gemma Solsona Asensio (Eolas) recoge una muestra de las subversiones favoritas de su autora que nos acerca a la magia, al niño-monstruo, a la casa despiadada, para entrar en las regiones de la imaginación desbordada.
Praderas de sangre (Pathosformel) es una antología de western splatterpunk «que te hará vomitar», con abortos augures, demonios escatológicos, doctorados en geotrauma, dioses de la muerte y decapitados.
El tercer volumen de la antología T.Errores, de José Luis Pascual (Dentro del Monolito), titulado Las metamorfosis, presenta historias inspiradas por Franz Kafka, en celebración del centenario de su fallecimiento.
Trazos de terror, de Iris Infantes (Glosolalila Ediciones) incluye relatos donde lo inquietante acecha en cada esquina ensombrecida, desde espíritus vengativos hasta entidades desconocidas.
Un lugar soleado para gente sombría, de Mariana Enríquez (Anagrama) nos trae nuevas historias marca de la casa, donde el mal acecha y los monstruos surgen de pronto en la realidad más cotidiana, en grandes urbes o pequeños pueblos recónditos.
Marcheto, fiel a su cita anual, publicó a finales de año la recopilación de todos los relatos publicados en su web, Cuentos para Algernon. Veo ahí por lo menos tres relatos de terror.
En cuanto a la ensayística en español, 2024 nos ha dejado reflexiones sobre la obra de Kafka en su centenario, monstruos, espiritismo y ferias, entre otras muchas cosas.
El Festival de Sitges de este año ha traído La feria de las sombras (Hermenaute), una antología de ensayos sobre fantasmagorías, fenómenos y circos en el cine de terror, coordinada por Ángel Sala y Jordi Sánchez-Navarro.
Hermenaute también ha celebrado el centenario de Kafka con Kafka, lo kafkiano y el cine fantástico, escrito a cuatro manos por Jonathan Allen y Jesús Palacios.
Por su parte, Encarnar al monstruo. Hacia una nueva imaginación especulativa, de Ana Llurba (Eolas), explora las monstruosidades desde su pasado mítico hasta los principios del poshumanismo y los estudios decoloniales.
Becquer ¿espiritista?, de Montse Ruiz (Démeter) establece la cronología del espiritismo en España, repasa las vidas paralelas de dos poetas coetáneos, Amalia Domingo Soler y Bécquer, y rastrea en periódicos y textos espiritistas las coincidencias entre algunas obras del poeta y la doctrina que codificó Allan Kardec.
Una, grande y rara. Diccionario ilustrado de la España alucinante y alucinada, editado por Fernando Rocha y publicado por La Felguera, es un libro para el asombro o el espanto, la emoción o el horror, dedicado a lo «raro», la anomalía y la extrañeza en nuestro país, un lugar sorprendente, contradictorio, hilarante, sonrojante y violento, que ha producido una extensa galería de personajes raros rarísimos.
Además, la revista online Xenomórfica magazine (Holobionte) ha seguido ofreciendo ideas intrépidas para reflexionar sobre el mundo moderno.
En cuanto a revistas en español, Windumanoth nos ha traído entrevistas a John Langan, Nieves Mories, Thomas Olde Heuvelt, Lluís Rueda y Stephen Graham Jones, relatos de Thomas Olde Heuvelt e Iván Ledesma y artículos sobre Cronenberg, monstruos electrónicos o libros malditos.
CÓSMICA CALAVERA, la fabulosa revista cuatrimestral peruana, ha publicado un total de 18 nuevos relatos durante 2024.
Papenfuss, el boletín gratuito valenciano de relatos, ha publicado cuatro números durante el año, manteniendo ese exquisito diseño que los hace tan únicos.
La revista Pulporama también ha publicado cuatro números en 2024, si no me equivoco, abordando temas como la distopía, los objetos malditos y los monstruos reimaginados, además de dedicar un número a los más pequeños de la casa.
Círculo de Lovecraft publicó un solo número el año pasado, que yo sepa, con dos relatos y artículos sobre Ligotti y Robert E. Howard.
Y no podemos olvidarnos de Tentacle Pulp, la revista móvil de relatos pulp.
En cuanto a novelas de terror extranjeras, Impedimenta nos ha traído Cada noche a las nueve, de Julian Gloag (1963), brillantemente adaptada al cine por Jack Clayton en 1967, que nos cuenta la historia de los siete hermanos Hook, que tras perder a su madre deciden enterrarla en secreto en el jardín para evitar que los separen.
Dilatando Mentes ha seguido con su intenso ritmo de publicaciones y nos ha traído La decadencia de las cosas delicadas, de Beverly Lee, una historia de dolor y horror sobrenatural con tintes góticos y fantasía oscura que explora cómo la pérdida puede dejar un gran agujero en nuestro interior.
A la caza del hombre del saco, de Richard Chizmar (Dimensiones ocultas) es quizá la novela más celebrada del autor y fue publicada en 2021. Una exploración del true crime y de la ficción de género.
Beulah, de Christi Nogle (Dilatando Mentes), es una oscura novela con elementos sobrenaturales que ahonda en los problemas de identidad personal y en cómo afrontamos el hecho de encontrar nuestro lugar en un mundo en el que no terminamos de encajar.
Cada vez que quedamos en la heladería te explota la puta cara, de Carlton Mellick III (Orciny Press) va justo de eso. Mejor hazle un favor y llévale el helado a casa, Carlton.
También ha llegado en 2024 la edición ilustrada de El horror de Dunwich (H. P. Lovecraft) a cargo de François Baranger (Minotauro). Una chulada.
El hombre sin nombre (La biblioteca de Carfax) es una novela corta de Laird Barron de 2015 sobre un asesino yakuza que recibe el encargo de secuestrar a un luchador retirado de renombre mundial, protegido por un sindicato rival.
El percherón mortal, de John Franklin Bardin (Impedimenta) es una novela de terror psicológico de 1946 que desafía el género. «Un noir seminal en el que perderse de la mano de uno de los grandes maestros del crimen».
El único lugar seguro que nos queda es la oscuridad, de Warren Wagner (Dimensiones Ocultas) es «un grito crudo y primordial de una voz nueva, emocionante e impresionante, en la ficción de terror» (Eric Larocca).
Entre dos fuegos, de Christopher Buehlman (2012), es una novela de corte histórico medieval con trazas de terror y un interesantísimo ejemplo de autoedición en España por parte de un autor extranjero. Esperemos que el modelo funcione y pueda constituirse como una alternativa rentable más de publicación.
Espacios salvajes, de S. L. Cooney (Biblioteca de Carfax) es una novela corta de horror cósmico que habla de lo complicadas que pueden ser las relaciones familiares.
Fruta madura, de Sarah Rose Etter (editorial Horror Vacui) relata el viaje de una mujer milenial a través de este paisaje infernal que es el capitalismo tardío en una start up de Silicon Valley.
Ático de los Libros ha completado la nueva edición de la trilogía Gormenghast, de Mervyn Peake, con Gormenghast, su segunda entrega y Titus Solo, la tercera.
En Gothic, de Philip Fracassi (Dilatando Mentes), le regalan un escritorio de madera esculpida a un autor de terror en horas bajas de los ochenta y eso le cambia la vida. La leí en inglés en su día y me pareció estar leyendo precisamente alguna de aquellas novelas ochenteras a las que hace referencia.
La canción del superviviente, de Paul Tremblay (Nocturna Ediciones) es una novela de 2020 sobre una pandemia con tintes apocalípticos.
La cinta Duncan, de Todd Kiesling (Biblioteca de Carfax) es una novela corta sobre lo que te podía pasar cuando descargabas porno en los 90. Aquello sí que era excitante.
Críptica nos trajo La estancia secreta, de Margaret Oliphant (1876) y, por primera vez completa al español, la novela El aprendiz de brujo, de Hans Heinz Ewers (1909).
La maldición del segador, de Brian McAuley (Dimensiones ocultas) es un slasher sobre el intérprete de un asesino en serie que cuando dejan de contar con él para el reboot de la franquicia hace lo que haríamos cualquiera de nosotros en su lugar.
Las hermanas de la cepa carmesí, de P. L. McMillan (Dilatando Mentes), es una obra cargada de terror y tensión aderezada con ecos de Shirley Jackson, de elementos lovecraftianos y de los ambientes claustrofóbicos de las películas de Ari Aster.
Linaje, de Kealan Patrick Burke (Dilatando Mentes), explora las secuelas que el horror ejerce en los supervivientes, en sus familias y, aunque no nos gusten, en los autores de las masacres.
Linghun, de Ai Jiang (Dilatando Mentes), ganó el Stoker y el Nebula y es una intensa obra cargada de profundidad y humanidad, que trata temas como los lazos familiares, la pérdida, la no aceptación de la muerte, el dolor, la nostalgia, la comunicación y la inmigración.
Los malos, de Melissa Albert (Umbriel), es una novela sobre leyendas locales y diosas misteriosas que explora las complejidades de las amistades semitóxicas y el impacto de los juegos infantiles en la realidad adulta.
Los niños están mirando, de Laird Koenig y Peter L. Dixon (Impedimenta) se adentra en el oscuro mundo de pesadilla de unos niños abandonados a su suerte en la California de la filosofía hippie, las series de acción y la histeria del Satanic Panic. Todo lo que me mola.
Muñeca de huesos, de Holly Black (Puck) es una novela de juegos infantiles, muñecas siniestras y fantasmas.
Páginas arrancadas de un diario de viaje, de Edward Lee (Pathosformel) es una novela splatterpunk con Lovecraft en una feria. A partir de ahí, pasan cosas.
Pinos blancos, de Gemma Amor (Dilatando Mentes), es una novela sobre terror rural y cultos arcanos, deidades arcaicas y secretos ancestrales. Todo lo que nos gusta.
Piñata, de Leopoldo Gout (Harper Collins) incluye venganzas indígenas ancestrales de ultratumba.
Prácticamente Ruth, de Tyler Jones (Dilatando Mentes), es una inquietante obra cargada de secretos, oscuridad y belleza macabra ambientada en el viejo oeste, con estructuras ocultas en los bosques y extraños rituales para hablar con los muertos.
Qué clase de madre, de Clay McLeod Chapman (Runas) es una exploración del dolor parental que combina el horror sobrenatural con suspense doméstico.
Dimensiones ocultas nos ha traído Remate final, de Angela Sylvaine, un slasher molón en un centro comercial.
Sherlock Holmes y los sirvientes del infierno, de Paul Kane (Dimensiones Ocultas) mezcla a nuestro detective friki favorito con los cenobitas. Alguien tenía que hacerlo. Todos sabemos que a Sherlock le va la marcha.
La Biblioteca de Carfax sigue ampliando el catálogo de Jack Ketchum en nuestro país con Temporada baja (Off Season, 1980), una violenta historia sobre caníbales en los bosques de Maine. Una dieta variada siempre es más sana.
The deep, de Alma Katsu (Dolmen Editorial) es una inquietante y psicológica vuelta de tuerca a una de las tragedias más famosas de la historia, el hundimiento del Titanic, y al infortunado viaje de su barco gemelo, el Britannic.
Todas y cada una de las chicas de la curva, de Gwnedoline Kiste (Dilatando Mentes), es una novela de corte sobrenatural y fantasía oscura que explora la protagonista de la leyenda urbana. ¿Quién es esa chica?
Dimensiones ocultas nos ha traído la continuación de la obra de Adam Cesare Un payaso en el maizal 2. ¡Frendo vive! Por cierto, se viene película (de la primera entrega, creo).
Vendimos nuestras almas, de Grady Hendrix, es una historia de rock y terror sobre un miembro de un grupo de heavy metal que rozó el éxito con los dedos hasta que el cantante los dejó tirados, que intenta reflotar la banda. Hay cosas que es mejor dejarlas atrás.
En cuanto a antologías en lengua extranjera, en 2024 tuvimos un año tremendamente variado: terrores botánicos, lovecraftianos, ligottianos, body horror, casas encantadas, fantasmas… y lo último de King, claro.
Ahí fuera gritando (Minotauro) es la edición en español del premiado Out There Screaming, editado por Jordan Peele, con relatos de autores y autoras de origen afroamericano.
Al otro lado, de Can Xue (Aristas Martínez), incluye diez historias de una imaginación única que combina elementos de la materialidad china y el pensamiento abstracto occidental, invitándonos a descubrir lo que se esconde al otro lado de la naturaleza humana y los lugares cotidianos que habitamos.
Dilatando Mentes nos ha traído Aquí es donde acabamos las cosas y otras desgracias, de Caitlin Marceau, una serie de relatos de aire sobrenatural que exploran temas como la identidad, la maternidad, la sexualidad o el aislamiento social y emocional.
La biblioteca de Carfax nos trajo Bocadáver (Corpsemouth) de John Langan, que además estuvo en el Celsius, lo que me dio pie a revisar toda su obra publicada hasta la fecha.
Además estuvo en el Celsius Gemma Files, de la que también Carfax nos trajo antología, Ese infinito, nuestro final (In that Endless, Our End), que recoge quince nuevas pesadillas seductoras, escalofriantes y repletas de terror existencial.
Cuentos oscuros (Libros del Zorro Rojo/Minúscula) reúne once cuentos de Shirley Jackson que revelan una mirada penetrante sobre la oscuridad que permea la vida cotidiana, ilustrados por Carmen Segovia.
El Monte de las Ánimas y otras leyendas góticas, de Gustavo Adolfo Bécquer (Valdemar) es la necesaria revalorización del autor español en su contribución a la literatura gótica y reúne sus veinte leyendas fantásticas, ilustradas por Oliver Díaz.
Entre sus otras publicaciones de 2024, La Biblioteca de Carfax ha seguido ampliando su serie de autoras victorianas con El último ramo de flores, que incluye ocho relatos de terror de Marjorie Bowen (1885-1952).
Espiritistas. Breve antología ilustrada de cuentos espiritistas (Démeter) incluye relatos del siglo XIX, transmitidos a Carmen de Burgos, Ángeles Vicente y Amalia Domingo Soler a través de médiums y está ilustrado por Laura Montes. No me digáis que no es interesante.
Gótico botánico (Impedimenta), editada por Patricia Esteban Erlés, reúne relatos de horror con lo más oscuro del mundo vegetal por parte de autores consagrados, como M. R. James, Richmal Crompton, H. P. Lovecraft o Roald Dahl, y escritoras pulp como Mary Elizabeth Counselman, Maria Moravsky o Eli Colter. Con razón dicen que el color del 2024 fue el verde.
La Biblia del bosque amargo y otros relatos, de Angela Slatter (Dilatando Mentes), nos lleva al mundo que ya conocimos en Masa madre (y otros relatos), enriqueciendo el maravilloso universo creado por la autora.
En La desintegración de lo relativo, Kurt Fawver (Dilatando Mentes) vuelve a demostrar lo desbordante de su imaginación y su talento para abordar el género weird desde un nuevo enfoque.
La era del futuro degradado, de Mark Samuels (Valdemar) es una selección de los mejores relatos de Samuels originalmente publicada por Hippocampus Press en 2020. El lector encontrará abundantes referencias a los clásicos de la literatura fantástica, como Machen, Blackwood, M. R. James, Lovecraft o Ligotti.
La mansión de las pesadillas (Valdemar) es una antología de casas encantadas con veinticinco relatos de maestros del terror divididos en cuatro secciones temáticas: Teatro del Miedo, La Noche en Vela, Fantasmas del Pasado, y Poltergeist.
La nada lo es todo (Dilatando Mentes) es una colección con ecos a Shirley Jackson, Alice Munro y Robert Aickman donde Simon Stranzas teje con delicadeza una narrativa inquietante a través de paisajes espeluznantes en lo emocional, cargados de desapego y aislamiento, trazando un recorrido extraño a través de territorios a la vez sombríos y abyectos.
Libro de visitas. Historias de fantasmas, de Leanne Shapton (Comisura) es un libro en el que la artista plástica Leanne Shapton utiliza todos los recursos literarios y visuales para jugar a reinventar las viejas historias de fantasmas y contiene una galería de relatos inquietantes y divertidos, pero también hondamente conmovedores.
Negro, tal vez, de Attila Veres (Sexto Piso) contiene doce relatos que encarnan el malestar existencial de nuestro tiempo, elogiados por los más grandes autores del género, con prólogo de Mariana Enríquez.
Navidades de miedo (Siruela) se apunta a la tradición anglosajona de los cuentos navideños de fantasmas y nos trae una selección de Juan Antonio Molina Foix con clasicazos de Dickens, Hawthorne, Le Fanu, Maupassant, Chéjov, Pérez Galdós, Conan Doyle, etc.
Orígenes oscuros (Minotauro) incluye dos novelas cortas de indudable estirpe lovecraftiana: «La cólera del vacío», de Richard Lee Byers, y «La puerta de las profundidades», de Chris A Jackson.
Perversas. Nuevas Historias de Body Horror Escritas por Mujeres (Horror Vacui) es una antología editada por Joyce Carol Oates en 2023 (A Darker Shade of Noir) por Akashic Books con relatos de Margaret Atwood, Lisa Tuttle, Elizabeth Hand, Tananarive Due o Cassandra Khaw, entre otras, centrado en la transgresión de los límites del cuerpo humano de formas terribles e insólitas.
Portales a la abominación, de Matthew M. Barlett (Dilatando Mentes) es una colección de relatos interconectados donde caminan los ahogados, sanguijuelas aladas emiten una estática furiosa y la magia negra ensombrece a una población acobardada y presa del pánico.
Críptica ha seguido publicando clásicos del weird a buen ritmo, como la impresionante edición completa de los relatos de género de Charles W. Chambers en seis volúmenes (El rey de amarillo, El hacedor de lunas, En busca de lo desconocido, El árbol del cielo, ¡¡¡Policía!!! y El asesino de almas). El afán completista de la editorial no termina ahí, pues también publicó la primera entrega de los relatos fantásticos de Téophile Gautier (Cuentos fantásticos completos (vol. I)) y la recopilación de todos los relatos del diletante Dyson de Arthur Machen en dos volúmenes: La luz interior y otras historias y Los tres impostores.
Obviamente no puedo ignorar el regreso de Stephen King al relato corto de terror con Si te gusta la oscuridad (You Like It Darker). Aún no lo he leído, pero he oído maravillas de algunos de sus cuentos.
En cuanto al ensayo de género extranjero, lo más importante, desde mi punto de vista, ha sido la publicación a finales de año, de Paperbacks From Hell, de Grady Hendrix (Minotauro), un libro imprescindible que los aficionados esperábamos como agua de mayo y que recorre el boom de la literatura de terror de los 80 a través de los libros en tapa blanda que petaron el mercado anglosajón.
También hemos tenido nuestra ración de lovecraftiana con los dos últimos volúmenes de la selección de Javier Calvo de las cartas de Lovecraft con Diario de sueños y El terror de la razón (Aristas Martínez), que recogen respectivamente sus reflexiones en torno al mundo de los sueños y a la humanidad en su relación con el cosmos.
La Felguera nos ha traído De la masticación de los muertos en sus tumbas, un tratado de Michael Ranft (1728) en una edición completamente ilustrada, como viene siendo habitual por parte de esta editorial, donde este pastor luterano hace un minucioso recorrido por las causas científicas de la creencia en los no muertos o los resucitados.
En cómics no estoy tan puesto como en literatura, pero sí que he seguido con interés las adaptaciones de Gou Tanabe de las obras de Lovecraft, de las que en 2024 llegaron tres nuevos ejemplos de la mano de Planeta Cómic, que yo sepa: El morador de las tinieblas, En la noche de los tiempos y El horror de Dunwich. Por cierto, Tanabe ahora está publicando en Japón una adaptación libre de las historias de Randolph Carter. Supongo que no tardará en llegar también aquí.
Sé que Hay algo matando niños (Planeta Cómic) ha tenido bastante éxito. Va de desapariciones de niños en una tranquila localidad en el corazón de Estados Unidos. Obviamente, hay algo bastante oscuro detrás, no se han ido a comprar chuches.
Diábolo sigue trayendo los cómics clásicos de terror de EC. En 2024 publicaron el tercer y último volumen de Shock Suspenstories y los dos primeros de The Haunt of Fear.
Lo que más me gusta son los monstruos 2 (Reservoir Books) es la continuación del bombazo de Emil Ferris. La prota del cómic anterior está creciendo y ahora, bajo la tutela de su hermano empieza a descubrir quién es en realidad.
Smiley es un manga de Mitei Hattori (Arechi), una historia de fe y locura, una espeluznante narración de suspense sobre nuevas religiones.
En Nocturnos, de Laura Pérez (Astiberri) la soledad y la inteligencia artificial se hacen hueco en la cama de una mujer que duda si llenar o no el vacío con la irrealidad.
The Midnight Order, de Mathieu Bablet (Nuevo Nueve) es una historia en ocho capítulos sobre la Orden de Medianoche, una sociedad secreta de brujas que protege a la humanidad de monstruos, terrores primarios y fuerzas ocultas.
Hay algunas novelas de terror que se han llevado algún premio el año pasado: El lugar invisible, de Lola Llatas (Obscura, 2023) se llevó el Ignotus de novela. Tierra de Meigas (Numak, 2023), de la gran Amparo Montejano, se llevó el Ignotus a la antología. Breve viaje por la España de las brujas, de Clara Dies Valls y Javier Prado (Sugaar Editorial, 2023) se llevó el Ignotus de ensayo y su cubierta, el de ilustración. Mi corazón es una motosierra, de Stephen Graham Jones (Biblioteca de Carfax, 2023) se llevó el Ignotus y el Kelvin 505 a la novela extranjera. Acércate, de Sara Gran (La biblioteca de Carfax, 2023) se llevó el Ignotus a novela corta extranjera. Teseo en llamas, de Beatriz Alcaná (Ediciones del viento), se llevó el Kelvin 505 a novela original en castellano.
Carcoma, de Layla Martínez, estuvo nominada al National Book Award de EE. UU. Publicada allí en abril por Two Lines Press como Woodworm, está gustando mucho y ya la he visto en varias listas de lo mejor del año.
En cuanto a las publicaciones en inglés, que ya sabéis que me interesa, lo que más me ha llamado la atención del año pasado es Coup de Grâce, de Sofia Ajram (Titan Books), una novela de espacios liminales en la que un tipo se pierde en una estación de metro sin fin; Horror Movie de Paul Tremblay (William Morrow), sobre el reboot de una película de miedo y cómo afectó a uno de sus protagonistas; The Reformatory, de Tananarive Due (S&S/Saga Press), trata del reformatorio Gracetown (que existió de verdad) y las barbaridades que se cometieron en él, y se ha llevado todos los grandes premios del año en el género; Laird Barron ha vuelto con otra colección de relatos, Not A Speck of Light (Bad Hand Books); Incidents Around The House de Josh Mallerman (Del Rey) es una novela de casas encantadas que sale en todas las listas de lo mejor del año. ¡Ah! Y Jeff VanderMeer ha añadido un libro más, Absolution, a su serie sobre el Área X (MCD).
Creo que probablemente nos encontremos en el pico de la actual ola de terror. En cine hemos tocado techo con por lo menos tres obras maestras como Longlegs, La primera profecía y Nosferatu (a falta de ver otras pelis muy bien valoradas como The Devil’s Bath o Smile 2). No creo que 2025 lo supere.
Como podéis ver, ha sido un año muy variado. Si tuviera que identificar alguna tendencia, diría que están volviendo el body horror y el terror religioso, que se consolida el slasher literario, que se empiezan a explorar los espacios liminales y que se consolida la diversidad de voces por parte de colectivos tradicionalmente menos representados. Además, me da la impresión de que cada vez las obras son más divisivas: ¿es porque la obra realmente lo propone o por que ahora se perciben de otra forma? ¿Es acaso la división el signo de los tiempos que vivimos? Me temo que hay un poco de las dos cosas, y puede que alguna más.
¡Larga vida al terror!
FUENTES:
- Newsletter con novedades de género mensuales de Daniel Pérez Castrillón para Windumanoth
- Web de La Tercera Fundación
- Páginas web de las editoriales
- Además, redes sociales, blogs, newsletters de editoriales, etc. Cosas que uno sigue por interés.