Poca, pero selecta, la caza del mes pasado. Toda virtual.
De Tamara Romero no había leído aún nada y, viendo que había sacado un nuevo libro (La estatua que tiembla que, por cierto, pinta muy bien) y que me apetecía leer un poco de relato, cacé Cuarto acercamiento al ovni (¡Qué portadaza, por cierto!). He leído ya unos cuantos relatos y me está gustando mucho. Me encantan los nombres que pone a los personajes, me recuerdan a los de La guerra de las galaxias: Vívica Philo, Iris Nursia o Atena Telurian. El relato que da título al libro ganó el premio Ignotus aquel año, con todo merecimiento: es un relato extraño y crecientemente inquietante. Hay en todos ellos una inclinación por el bizarro que les sienta muy bien. Recomendadísimo.
Cuando arrancó el invierno se despertó mi ansia de folk horror, un ansia que se venía cociendo durante los meses anteriores, porque a finales de octubre se juntaron la presentación en Madrid (a la que tuve la suerte de poder asistir) de la colección de ensayos sobre el tema, coordinada por Jesús Palacios para la editorial Hermenaute (que precisamente tengo justo aquí al lado mientras escribo esto), y la publicación de The Redenning, una nueva novela folk horror de Adam Nevill, Ese ansia fue creciendo, y el acortamiento de los días, las repetidas nieblas, los paisajes helados de la meseta con sus árboles esqueléticos y las hojas oscuras pudriéndose sobre el suelo húmedo me incitaron a buscar algún libro del subgénero. Finalmente me decidí por la obra de Nevill, que he leído vorazmente. En ella brillan la ambientación y una penetración psicológica que impulsa la tensión hasta niveles máximos en los momentos importantes.
Y eso ha sido todo por este mes.
Seguimos acumulando.