Escribir es para mí una decisión irrevocable. Su solidez me impone objetivos y propósitos. Como escritor y como lector, porque los dos se relacionan entre sí. Las lecturas alimentan el cerebro, sugieren ideas. La escritura alienta el hambre de leer.
En cuanto a las lecturas, el propósito principal ya ha arrancado: la lectura de El Quijote. Es un libro para el que nunca encontraba el momento adecuado. Creo que pronto o tarde todos los escritores acaban llegando a él. Mejor hacerlo pronto, animosamente, que no de bruces. Por mi parte, no puedo esperar más, ya que El intruso guarda una evidente influencia con él.
También tengo que seguir sumergiéndome en la weird fiction, que ahora mismo es mi principal género de interés. Esto supone terminar la trilogía Southern Reach, de Jeff Vandermeer, y empezar con el corpus de Laird Barron, un escritor al que admiro mucho, y que me gustaría abordar cronológicamente. Intentaré también tocar otros autores del género; a este respecto tengo varios libros en la lista de preferencias: le tengo muchas ganas al Experimental Film de Gemma Files o a la serie The Laundry de Charles Stross, a la que, por cierto, también encuentro cierta relación con El intruso.
Otro firme propósito de año nuevo, que también he empezado a cumplir, es leer más autores españoles de género. He empezado con Clorofilia de Cristina Jurado, porque la editorial Cerbero me lo ha puesto bastante fácil con su oferta navideña. Hay una cierta escena interesante moviéndose por este país, con un grupo de autores dando guerra. Los premios Ignotus pueden ser un buen punto de partida.
Seguiré con las lecturas para la documentación del proyecto Oberon Sol. Ya he dicho que es una historia que no hace más que crecer en mi cabeza y aún tengo algún aspecto pendiente de abordar, pero no creo que sea laborioso.
En cuanto a los proyectos de escritura, el primer propósito a cumplir es cerrar la publicación de Grossa Macchina di Stregoneria. Las historias nunca van al ritmo que uno quisiera. Marcan el suyo propio. No ha sido hasta hace un par de días que he dado con una solución satisfactoria para el final de esta historia. El capítulo más complicado es Il sabba, que tengo que escribir de inmediato. Espero que, una vez superado, tome velocidad.
Después de esto, El intruso, por supuesto. Tengo ya bastantes ganas de ponerme al completo con él. La línea argumental básica está creada, pero quedan por pulir algunos aspectos alrededor. Nuevas ideas aparecen constantemente, relacionadas con detalles de escenas o personajes concretos. La última, por ejemplo, sobre la forma de hablar de Don Emilio, uno de los personajes principales.
Y no puedo demorar más el arranque de Laura e Irene en el mundo subterráneo, que es una historia que le debo a mis hijas. Necesitaré tener publicada Grossa Macchina y más perfilado El intruso para poder abordarla con garantías de cumplir con cierto ritmo de publicación.
Mantengo el propósito de seguir aprendiendo sobre técnica y escritura. En ello estoy con la lectura de “Los mecanismos de la ficción”, de James Wood, que me está encantando. Por supuesto, seguir mejorando la plataforma de escritor. Quiero hacer una pequeña mejora en el diseño de la web.
Y el último propósito, en realidad el más difícil de cumplir, y que tiene que llegar como consecuencia de todos los demás: escribir más. La consecución de objetivos se tiene que traducir en más tiempo para la escritura.
Sobre el papel parecen un montón de cosas. Sería agobiante si no estuviera entusiasmado con esto. Me encanta. Dedico muchas horas del día a esto, tanto de acción (lectura, escritura, búsqueda de contenidos, tumblr, twitter) como de pensamiento.
Feliz año nuevo.