La serie Alabaster está escrita por Caitlín R. Kiernan, continuando las aventuras de su personaje Dancy Flammarion. Dancy es una adolescente albina de ojos color rosa, capaz de comunicarse con los animales. Recorre el mundo aniquilando monstruos y la sigue un ángel terrible, una suerte de ángel exterminador que sólo ella puede ver. Un personaje maravilloso. Y tiene uno de esos nombres que Kiernan sabe poner tan bien (como Jacova Angevine, la protagonista (en las sombras) de su relato Casas bajo el mar).
Lo estoy leyendo espacio. Tanto el dibujo un poco desmañado de Steve Lieber como la gama de colores apagados y oscuros de Rachelle Rosenberg, casan muy bien con una historia oscura, en la que nada es lo que parece y hay pocas certezas. Muy recomendable. Por cierto, que lo estoy leyendo en digital, en Comixology. Y me encanta.
Qué decir de Danza Macabra, de Stephen King. Pues que es un ensayo no tan conocido que publicó “tito” King en el año 81. No confundir con La danza de la muerte (o Apocalipsis; en inglés The Stand). Yo lo he devorado en apenas 15 días, gentileza de la clavícula rota. En él, básicamente, King hace un recorrido por la significancia del terror, sus motivos principales y las películas, series televisivas y libros del género. Sobre todo, libros: ello ocupa la mayor parte de la obra (de hecho, casi la mitad). Clásicos y obras menos conocidas para las que King te despierta el gusanillo. Me ha sorprendido la frialdad con la que King analiza sus propias obras y la ecuanimidad con la que juzga sus adaptaciones. Por contra, he de decir que a King le encanta su estilo “de tú a tú”, y lo utiliza a discreción, sin cuentagotas, sin freno ni cortapisas. Vamos, que le falta ir un poco al grano. Pero a King se lo perdonamos todo. Además, la obra se ha quedado un poco vieja. No hay nada del 81 para acá. Steve: queremos una actualización. Necesitamos una actualización. Danza macabra 2.: Danza macabrérrima. Ahí lo dejo.
Seguimos acumulando.