Este año estamos disfrutando de un otoño verdadero, que se desliza lentamente hacia el invierno, aquí en Madrid. Las tardes se van enfriando paulatinamente, mientras las sombras se alargan y la sucesión de días soleados se ve interrumpida por ráfagas de días grises y húmedos. Ayer mismo bajó la niebla a primera hora de la mañana, y salir a correr por las calles vacías y blancas envuelto en esa fina humedad proporciona una belleza extática y fascinante. ¿Dónde están ahora todas las hordas de deportistas que invadían las calles a primera hora del día durante el confinamiento?, me pregunto. A veces da miedo pensar que tantas personas se pongan de acuerdo en hacer lo mismo a la vez. Cuando contemplaba por la ventana la salida de las ocho de la tarde, no podía evitar recordar aquellos planos de La invasión de los ultracuerpos.
Bueno, vamos al lío:
Apes of Wrath es una antología de relatos sobre nuestros primos, monos, orangutanes, chimpancés y demás. Era el gratis de Tachyon del mes. El de este mes es Cutting Room. The Lonely y Dark Entries los pillé en una oferta de Amazon. Tuve un arrebato de leer a M.R. James, pero no recomiendo esa edición, ya que se trata solo de las cuatro o cinco historias que se añadieron a la edición de 1931, y no la colección completa (me ha fallado Delphi, esta vez). Weird Horror es la revista trendy del momento y la publica Undertow, la misma editorial que está detrás de Lost District, de Joel Lane; libro, autor y colección por los que tenía bastante curiosidad. Trick or Treat es una historia bastante bien documentada de Halloween que se lee muy bien. Los libros roleros de La llamada de Cthulhu forman parte de la documentación de un nuevo proyecto en el que estamos ahora inmersos. Y el libro trendy de este otoño es Infierno, de Érica Couto-Ferreira. Porque necesitas esa guía para cuando tengas que ir allí.
A Night in the Lonesome October me ha gustado bastante. La verdad es que lee como las pipas, casi sin darse cuenta. De hecho, cuesta limitarse al capítulo diario, pero yo soy un caballero estricto y disciplinado, y me he mantenido en los límites que marca la tradición. Tengo que reconocer que el final me dejó un regusto agridulce: acaba bien. En mi pútrido corazoncito latía la secreta esperanza de que ganaran los Antiguos. Si os dais cuenta, este año también ha habido luna llena en Halloween. Supongo que habrá sido un año de cierre, pero uno nunca sabe, pues los dioses exteriores asumen diferentes formas y se mimetizan entre nosotros bajo disfraces diversos: banqueros, CEOs, Elon Musk, el expresidente de Estados Unidos o la señorita que te llama de Vodafone para venderte una línea de teléfono.
Por la Torre han pasado algunas películas de género este mes: Under the Shadow, la peli de Babak Anvari anterior a Wounds, que reconozco que me ha decepcionado: la realidad política pesa como una losa sobre la metáfora de terror que intenta construir y que no acaba de concretarse con la solidez que yo hubiera preferido. Técnicamente es perfecta, eso sí. Slither (2006) me pareció bastante entretenida y además mantiene un imposible equilibrio entre la parodia y el terror con bastantes elementos atractivos y un retrato demoledor del pueblo estadounidense. Ya no se ruedan las localizaciones como se hacía en la época de La Montaña Embrujada (1975): los paisajes, las casas, incluso las calles de una ciudad parecen tener un significado, ser un personaje más. Las escenas del «castillo» del malvado que interpreta Ray Milland tienen un toque siniestro y Donal Pleasence me parece que crea un papelón de la nada: hace que el personaje se me quede corto. Rec4 me decepcionó bastante y me pareció una lástima que después de esa maravilla de frescura que era la tercera nos ofrecieran un episodio lleno de tópicos con un prota que no dejaba de recordarme a Pedro Sánchez. El bar, de Alex de la Iglesia es una gozada: la disfruté muchísimo, pese a algunas contradicciones de la historia y ese final atropellado. Constituye una escalada de paranoia y desconfianza de lecturas inquietantes. Actores y actrices, espectaculares todos y todas. Para terminar, Nightcrawler, peliculón con una interpretación apabullante y aterradora de Jake Gyllenhaal que es una metáfora bastante clara del neoliberalismo rampante post-2008. Esta sí que da miedo, miedo del de verdad.
Estoy revisando todas las historias de las Tierras del Sueño de Lovecraft, y probablemente lo amplíe a algún autor más, como Lumley o Myers. Me interesa especialmente el ángulo de este último, del que no he leído nada. Lo más interesante de Lovecraft para mí es la intersección entre el terror subterráneo y la maravilla dunsanyana. Hay veces que lo clava. La lectura seguida de todas ellas deja una sensación extraña, como episodios de un sueño confuso. He creado una lista en goodreads. Si creéis que falta algún título, decídmelo.
En el Club de Lectura ahora estamos leyendo Salem’s Lot. El libro engancha, aunque no está exento de cierta decepción. Era mi favorito de Stephen King, y a día de hoy lo noto algo anticuado, tanto en el fondo (ese tremebundo y exagerado retrato de los perdedores del pueblo que nos regala en la primera parte se me antoja bastante trasnochado), como en un estilo que King aún no acababa, creo, de dominar del todo. Aun así, aquí hay muchos aciertos. Por ejemplo, creo que el libro crece en los momentos intimistas, los diálogos entre los distintos personajes, todas las voces que es capaz de abarcar el autor que, aunque llenas de tópicos, los dotan de un realismo casi palpable. Es como si estuvieras allí, entre ellos, y esas personas son reales, llenas de defectos y manías que entiendes (y compartes) perfectamente.
Creo que esto es todo por ahora. Aunque llevo la fiesta en mi pútrido corazón durante todo el año, en la Torre celebramos Halloween a la manera hogareña: una calabaza, alguna pequeña decoración, fish & chips… Aquí os dejo nuestra jack’o’lantern:
Cuidaros. Nosotros seguimos vigilándoos desde la Torre.