Con un poco de retraso, pero aquí están mis lecturas del último trimestre del año pasado, un cóctel perverso de gamberretes, fantasmas vengativos, psicópatas, distopías, catástrofes, metalenguaje, tiempo multiplicado, ventrílocuos... y weird, mucho weird.
Según la Wikipedia Balada de Gamberros es la primera novela de Francisco Umbral, en realidad una novela corta. Cuenta en primera persona las correrías de un miembro de una banda adolescente en una ciudad de provincias durante la postguerra, en la línea del realismo social. Narración de pulso firme y figuras de gran precisión y belleza: “el dueño del café -un tipo aguileño y asténico, como un judío decolorado”, “Era el ojo bizco, sobre todo, el que me buscaba, me perseguía, girando, girando, como un faro de puerto. Solitario y melancólico como un faro”, “[...] no avanzábamos gran cosa. Sólo ganábamos niebla. Habíamos recorrido, seguramente, grandes distancias de niebla”.
Frisk, de Dennis Cooper recuerda inevitablemente a American Psycho, publicada ese mismo año de 1991, tanto por fondo (la indefinición entre realidad y fantasía, las escenas gore) como por estilo (frío y funcional). Creo que ambas reflejan el sentir de una época con una estética muy determinada. El comienzo se me hizo lento, y el gore extremo que aparece a la mitad es de difícil digestión, pero me gustó la articulación del punto de vista, utilizando al narrador omnisciente y en primera persona como parte fundamental de la acción. Forma parte de un ciclo de 5 novelas. Está bien, pero no creo que me lea el resto.
Tomie es uno de los comics más conocidos de Junji Ito y tiene versión cinematográfica en Japón. Una chica asesinada vuelve de la tumba para vengarse, en cada capítulo de una forma diferente. Lo más interesante es sin duda el retrato de la chica, Tomie, alternativamente juguetona, perversa, incomprensible, maligna... Fue dibujado a lo largo de varios años y se nota el desarrollo tanto del dibujo como de la narrativa, altamente depurada. Interesante.
Bloodchild de Octavia Estelle Butler es un relato de ciencia-ficción que se ha convertido en un clásico. La acción, que transcurre en un marco temporal y espacial muy determinado, se enhebra diestramente con la descripción del mundo y el pasado de los protagonistas. Te hace reflexionar. Una genialidad y lectura obligada. Tengo que leer más cosas de Octavia Butler.
Al segundo tebeo del trimestre le tenía bastantes ganas desde hace años. Está descatalogado, así que lo he ido tomando prestado de una biblioteca en las afueras. Aula a la deriva, de Kazuo Umezz, es un clásico en que la acción toma caminos poco esperados. Acción despiadada, dura y violenta, con un ritmo endiablado, y escenas míticas, como el ataque del ciempiés gigante o las llamadas a la madre del protagonista. La técnica narrativa es clásica y el dibujo muy directo (por ejemplo las bocas, esas bocas de los niños, que se abren distorsionando sus caras, desbordadas de sentimientos, pozos llenos de ira o de dolor, gritando, clamando, llorando…). Es una fantástica fuente de ideas y otra lectura obligatoria.
La voz de The Secret of Ventriloquism, de Jon Padgett, es poderosa, basculante e insidiosa, con timbre y entonación propios, y está amplificada por el posicionamiento múltiple en primera, segunda o tercera persona de los distintos relatos, incluyendo una obra de teatro imposible. Los relatos están interconectados y presentan temas clásicos del género (una población embrujada, una fábrica abandonada, lugares efímeros o acontecimientos inexplicables). En ellos se pueden rastrear influencias de J. G. Ballard y, Thomas Ligotti. Extrañeza y fascinación se dan la mano en este libro totalmente recomendable. De lo mejorcito que he leído en el género últimamente. Una fantástica sorpresa a la que sin duda regresaré.
La cocina de la escritura, de Daniel Cassany, es un manual de ayuda para la redacción de cualquier tipo de textos. Presenta técnicas para desarrollar ideas y mejorar el discurso. Los capítulos más enjundiosos son los dedicados a la estructura y a la técnica, a la arquitectura de la frase, a los errores y a los conectores sintácticos. Una buena fuente de consulta que te conduce inevitablemente a prestar más atención a lo que escribes.
Aniquilación, de Jeff Vandermeer, es un libro que aparece referenciado enseguida en cuanto empiezas a sumergirte en el New Weird. Me atrajo bastante, hasta el punto de llegar a obsesionarme con él. En breve tendremos en Netflix su versión cinematográfica, en la que podremos comprobar cómo se han adaptado tanto el monólogo interno como el horror subyacente de la historia. La narración avanza hacia terrenos nebulosos y abstractos conducida por la mente de la protagonista. Una historia con tensión dosificada y pánico creciente, no apta para todos los paladares. La revelación final se despliega como metáfora de transformación, de resistencia, de supervivencia al trauma y de búsqueda de lo inasible. Estoy intrigado por saber por dónde continúa la historia en el siguiente libro de la trilogía, que aún no he leído porque prefiero dosificar. Caerá en breve.
Providence, la reciente novela gráfica de Alan Moore y Jacen Burrows, supone una lenta inmersión en el combate incesante entre ese mismo horror subyacente y la realidad superficial, salpicado por súbitos estallidos de violencia y terror. Dos son sus grandes temas. Por un lado, la búsqueda de la verdad y su carácter caleidoscópico, frente a un público que no puede soportar mirarla a la cara. El otro gran tema es el Tiempo (así, con mayúsculas) que Jacen Burrows muestra cíclico, dilatado, congelado o multiplicado. La puesta en escena es exquisita, la narrativa magistral, y la secuenciación perfecta en su clasicismo y aparente simplicidad. La tupida red de referencias y ejercicios metalingüísticos aumenta progresivamente hasta alcanzar una especialización casi paroxística en el tercer tomo. Con todo ello, las entradas del diario del protagonista, que aparecen en todos los capítulos, se me han hecho pesadas. Mi capítulo favorito ha sido el octavo, del segundo tomo, en el que el protagonista desciende a las Tierras del Sueño, por su tensión creciente, su inquietud y su capacidad de sugerencia. Providence es una obra de enormes proporciones. No es fácil y exige más de una lectura. Es inevitable la comparación con From Hell, en ambición y cátedra; yo me inclino por la última, que me parece más compacta. Es un alivio comprobar cómo hay autores y editoriales que apuestan por hacer obras de este tipo, tan alejadas de lo comercialmente establecido. También volveré a ella.
Clorofilia, de Cristina Jurado, es un novela corta de ciencia-ficción ambientada en un futuro distópico con toques New Weird. El punto de vista del protagonista, condicionado por su posición respecto al mundo que le rodea, es bastante subjetivo y, por tanto, no del todo fiable. Las relaciones entre los personajes están desarrolladas hasta el punto justo, añadiendo los ingredientes necesarios para que el lector haga el resto. Lo mejor, sin duda, es el capítulo final, un festival de escritura exuberante y llena de imágenes. Una novela corta atractiva y diferente, muy recomendable.
Eso ha sido todo por el último trimestre del año pasado. El primero del 2018 está tirando por obras clásicas (muy clásicas) pero también recientes. Y géneros diversos. Ya informaré.
Gracias por tu tiempo.