Ayer subí a la web el relato corto Capítulo Tercero Sección Tercera. Es un relato de metaliteratura, pero también de la dominación de una persona y la violencia subyacente que eso conlleva. Quizá pudiera interpretarse, con mucha generosidad, como un relato sobre la violencia de género.
Surgió de una manera espontánea, en la confluencia de dos pequeños proyectos. Por un lado, estaba la convocatoria de un concurso de relatos sobre metaliteratura (el juego meta siempre me ha seducido), que quedó guardada en un rincón de mi cabeza, del que volvía siempre con las manos vacías; por otro lado, jugaba con la idea de escribir algo en segunda persona. Por entonces estaba leyendo el Secret of Ventriloquism, una antología de relatos de Jon Padgett, tres de ellos precisamente escritos en segunda persona. Todo ese libro tiene una voz potente, retorcida y malsana. Lo recomiendo sin reservas.
Una tarde, noche ya de noviembre, estaba paseando con mi pareja por la calle, jugando con la idea del relato meta, y me vino a la cabeza la posibilidad de hacerlo con la la segunda persona. Y, si además le añadiera el tópico del amigo perdido... un amigo del que hace tiempo que no sabes nada… al llegar a casa aboceté alguna cosa en la tableta y me eché a dormir. Me desperté temprano y mientras intentaba volver a coger el sueño empecé a hilar mentalmente las frases del relato. Incapaz ya de dormirme, abrí el Chromebook y me puse a escribir. En dos horas tenía el primer borrador, y una semana más tarde la versión final. Me costó bastante editar las citas, diferenciar el pensamiento de la protagonista de la voz del autor; de hecho, en algunos casos omití la indicación de cita para crear confusión al respecto: ¿es la protagonista la que piensa por sí misma o es el autor el que le dicta lo que tiene que pensar?
No gané el concurso, así que lo subo a mi web. He dudado bastante en hacerlo, pero como estoy satisfecho de él, he pensado que podría ser una buena carta de presentación. Quizá me equivoque y sea una mierda: soy incapaz de juzgarlo, no sé qué criterio seguir para revisarlo. La estructura ha sido dictada por esa voz torrencial y posesiva, que se va descubriendo paulatinamente. Modifiqué un poco la estructura interna después de escribir el primer borrador, pero no de manera fundamental. No sé si al final queda claro que la protagonista deja de ser persona para convertirse en personaje, en una posesión del escritor. Por eso digo que es una historia de posesión. No sé si la narración está clara. Tampoco me importa mucho. Es una especie de puñetazo que vomité en un momento dado. He borrado unas 3 frases antes de subirlo que me parecían redundantes, y parece que sale ganando el texto.
Dicho esto, los defectos que puedo encontrarle son dos: por un lado, una cierta confusión estructural, puede que sea difícil de seguir hacia la mitad del texto, cuando las cosas se empiezan a liar. Probablemente esto se pueda pulir, aunque no será fácil mantener esa misma voz. Por otro lado, el final abrupto. Entiendo que algunos lectores se puedan sentir decepcionados. Sin embargo, para mí es fundamental. No hay nada más que decir, la mujer ha dejado de ser persona para convertirse en personaje. Fin de la historia. Cada cual puede construirse la suya propia a partir de entonces, y convertirse así en el propietario del personaje.
Estoy escribiendo otro relato también en segunda persona, a modo de díptico con éste. Una voz también posesiva, pero una historia diferente, en un tono bastante más oscuro.
Gracias por vuestro tiempo.