¿Sabéis que pasa cuando hay pocas cosas que contar en un mes? Que se va dejando, y dejando, y dejando…
Casi se me pasa el mes de mayo sin reportar por aquí mis prácticas cinegéticas. Eso es porque en abril sólo cacé un ejemplar, el Zombie de Joyce Carol Oates en versión kindle, para la lectura conjunta del club de lectura de Dentro del Monolito.
Quería probar eso de un club de lectura. Y este era de terror. A Joyce Carol Oates ya le tenía ganas. Había visto alguna referencia suya a la literatura de género, algún artículo que ahora no recuerdo bien. Cuando vi que en Dentro del Monolito iban a leer esa obra suya, me tiré de cabeza.
Ha estado bien. Es corta y adictiva. Tiene algunas partes perturbadoras y otras que dan que pensar. Quizá el retrato que haga del protagonista sea algo discutible, entrando en ciertos tópicos, pero es un juego en el que, en una obra de estas características, hay que dejarse llevar. No diré más. No quiero destriparla.
Este mes sí han caído más ejemplares, en una excursión por el norte. Pero, sobre eso, ya escribiré a principios de junio. Espero.
Mientras tanto, seguimos acumulando.